REPORTAJES DE LA VIDA REAL

Comentarios y opiniones de Moisés Iturbides, de la Asociación Dominicana de Periodistas y Escritores (ADPE) y Colegio Dominicano de Periodistas (CDP) Reside en EU desde 1979. Analista político y de tópicos económicos sociales. También Terapeuta Alternativo, trata temas de salud natural e hipnosis analítica. Investigaciones: pacientes de regresión en la edad y a vidas anteriores. El trauma experiencias negativas del presente y vidas pasadas que el subconsciente relaciona entre si.

martes, octubre 31, 2006

Casimiro Castro: Un político desafiante

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POR LEONORA RAMÍREZ S.

-DE HOY, MATUTINO DOMINICANO- La contradicción es el hilo conductor de la vida política del profesor Pablo Rafael Casimiro Castro, un hombre al que probablemente pocos recuerdan porque lejanos están sus tiempos de gloria como dirigente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD).

Pero cuando este hombre de 73 años abre las puertas de su pasado deja entrever cuan difícil es construir un liderazgo político si no se tienen apellidos sonoros ni fortuna, y de cómo las circunstancias cambian la percepción y la imagen de los políticos.

Su vida está marcada por el atentado de que fue víctima el 4 de mayo de 1967, durante el primer año de gobierno del expresidente Joaquín Balaguer, cuyo mandato enfrentó desde su curul en el Senado como representante de Pedernales.

Las cicatrices en su cara y sus manos son las marcas indelebles de la explosión de una bomba, elaborada con fósforo blanco, que desconocidos lanzaron a su vehículo mientras él conversaba con Yocasta Prandy, en compañía de Manuel Matos Ferreras.

De ese hecho solamente dice que todavía no sabe quiénes lo perpetraron, que no tiene pruebas de que Balaguer lo ordenara pero que el motivo fue por su defensa de las libertades públicas.

Pero su vida política comenzó en 1953, en el parque Duarte, de Santiago, donde pronunció un discurso a favor del dictador Rafael Leonidas Trujillo.

Al relatar esa anécdota se definió como un político de nacimiento que convertía los pupitres de la escuela en tribunas.

Era hijo de Félix Antonio Casimiro y Ana Luisa Castro, un peón y una cocinera, y en la infancia se desempeñó como jardinero y limpiabotas en Quinigua, Santiago, donde nació el 29 de junio de 1933.

Aunque alcanzó reconocimiento social e importantes posiciones dentro del PRD, nunca se ilusionó con la presidencia de la República, porque entendía que una persona con un origen de miseria no tenía posibilidades en el país.

“En una ocasión le dije a José Francisco Peña Gómez que ni él ni yo estábamos calificados para la presidencia, yo por mi pobreza y él por su origen haitiano. Porque la gente no le gusta que la represente un peón, sino el jefe de la finca”.

SUS INICIOS EN EL PRD

Al desaparecer Trujillo el 30 de mayo de 1961 se integró al PRD entusiasmado por la fama de esa organización y por el prestigio del profesor Juan Bosch, y a fuerza de involucrarse activamente en los quehaceres de la entidad fue miembro del Comité Ejecutivo Nacional, de la Comisión Política, Secretario Nacional de Organización, entre otros cargos.

En las elecciones de 1962 resultó electo como senador de Pedernales, cargo que obtuvo por el respaldo de esa comunidad, “porque nadie quería ese destierro y lo acepté, hice un importante trabajo político y ganamos en esa lejana provincia, la cual representamos hasta 1970”.

Luego del golpe de Estado al profesor Bosch, el 25 de septiembre de 1963, se dedicó, junto con Virgilio Mainardi Reyna, a organizar y fortalecer al PRD de cara a otras posibilidades electorales.

Cuando se produjo la revolución de abril de 1965, como consecuencia del referido hecho, Casimiro Castro se unió a los militares constitucionalistas que exigían el retorno de Bosch.

Después de la revolución siguió en el PRD corrigiendo fallas y orientando a la entidad por los caminos que la situación política de la época demandaba, pero su estancia en el PRD tuvo altas y bajas, luces y sombras, y grandes contradicciones.

En ese sentido, algunos no entendieron cómo siendo un acérrimo crítico de Balaguer, en los primeros 12 años de mandato de éste (1966-78), aceptó el cargo de embajador dominicano en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1976.

Lo explica: “Yo fui nombrado por Balaguer pero con la autorización de Peña Gómez”.

A propósito de Peña Gómez dijo que eran como hermanos pero que tenían diferencias, “tuve muchas diferencias en el PRD porque yo no nací para ser gobernado, soy independiente.

“Algunos se alarmaron por el crecimiento de mi liderazgo. Yo llegué al partido con ese mensaje de ser hijo de una cocinera y un peón, pero trabajé, estudié, leí mucho, estudié ciencias políticas en Costa Rica y Nueva York”.

SU PASO POR OTROS PARTIDOS

Casimiro Castro escucha con dificultad, producto del atentado, pero conserva esa actitud del maestro que ordena dónde van los puntos y comas.

Pero parecería que ha olvidado algunos pasajes de su historia política, porque al preguntársele por qué renunció del PRD para pasar al Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) dijo que nunca se ha ido del partido blanco.

Sin embargo, en el periódico El Nacional del 29 de enero de 1992 aparece una declaración suya en la que indica que dimitió del PRD porque éste dejó de ser un instrumento de lucha del pueblo dominicano.

Al juramentarse como miembro del PRSC, ante Arístides Taveras Guzmán, entonces secretario de relaciones internacionales, exculpó a Balaguer de los hechos sangrientos de los doce años, los cuales atribuyó a las contradicciones de la época.

Pero antes, al final de la década de 1980, colaboró con Alfredo Mota Ruiz, quien dirigía el Movimiento Lo que Diga Balaguer.

Desde 1986 hasta el 2000 ocupó el cargo de subsecretario de Interior y Policía, y en 1990 fue candidato a senador por Pedernales, esta vez representando al Partido Revolucionario Independiente (PRI). En el 2000 renunció del PRSC por su oposición a la candidatura presidencial de Balaguer.

SUS MAYORES ERRORES

Casimiro Castro admite que ha cometido algunos errores en su carrera política, pero el principal de ellos es haber pensado que sus compañeros congresistas debían actuar igual que él, “porque yo desafié la realidad y me enfrenté a situaciones difíciles a favor del pueblo”.

“Yo tenia que darle paso a una defensa fuerte y sagrada de los derechos humanos, porque yo fui al senado a buscar gloria personal, a hacer un nombre que yo no tenía porque yo llegué con la dificultad de ser hijo de gente muy pobre.

“Nunca quise saber del robo, nunca tomé nada que no fuese mío y pude haber quedado con muchos millones en mi paso por la administración públicas, pero no me arrepiento de eso porque me queda dignidad”.

LA COYUNTURA DEL PRD AHORA

El antiguo dirigente perredeista da muchas vueltas para explicar por qué el PRD, un partido con 67 años de existencia sólo ha tenido cuatro períodos en el Poder Ejecutivo, uno de los cuales, el del profesor Bosch, apenas duró siete meses.

“El PRD ha estado poco tiempo en el poder, con relación a sus años de vigencia política, porque los pueblos les exigen a sus gobernantes muchas cosas que están por encima de sus posibilidades.

“Pero también ese partido ha cometido errores de apreciación y conducción, y esos errores salen caros, por eso se pone tan difícil llegar al poder”.

Casimiro Castro no está del todo fuera del accionar político, porque se integró al proyecto de Miguel Vargas Maldonado, el precandidato presidencial del PRD.

Lo respalda porque se ha convencido de que en ese partido no hay otra persona que garantice el triunfo de esa entidad en el 2008.

Milagros Ortiz Bosch, la contrincante de Vargas Maldonado en el PRD, es vista por Casimiro Castro como una mujer sobresaliente, de recia personalidad, pero el momento histórico no es el indicado para que ella se postule por la presidencia de la República.

“Aunque los tiempos han cambiado, ella es mujer y el país no tiene experiencia en gobiernos femeninos, además de que la mayoría de los votantes no se identifica con una mujer para el poder ejecutivo, porque prevalece el machismo, y yo soy machista”.

LOS POLITICOS VISTOS POR CASIMIRO CASTRO

Casimiro Castro se define como un conocedor de la política y en tal sentido consideró que algunos políticos dominicanos no son más que imitadores.

“Pero también los hay sin vocación, en tanto agitan el horizonte político sin vocación y sin cultura para manejarse adecuadamente dentro de una empresa eminentemente política.

“La mayoría de los políticos dominicanos son atrevidos improvisadores, que no toman la ciencia en cuenta porque la desconocen y no pueden aplicarla. Recurren con frecuencia a la improvisación y la emulación de otros líderes improvisadores también, por cuyas causas están descartándose para hacer un papel político de conformidad con los dictados de la materia”.

¿Pero se puede aplicar la ciencia política en un país donde prima el clientelismo?

“Sí, claro que se puede, pero asimilando la práctica, porque la política es ciencia y arte, y para mí es más arte que ciencia, y el verdadero político es sun artista”.

DE TRUJILLO A LEONEL

Desde Trujillo al presidente Leonel Fernández, Casimiro Castro tiene una definición política. La de Trujillo es la más lacónica: un hombre de mano dura.

A Balaguer lo definió como uno de los políticos más brillantes del mundo, independientemente de los errores que cometió.

De Antonio Guzmán expresó que era un agricultor con vocación política pero sin escuela, “pero fue serio, trabajador, honrado con el partido, y cumplió su papel cuando le tocó gobernar en 1978”.

Salvador Jorge Blanco, quien gobernó de 1982 a 1986, expresó que es un hombre culto y brillante políticamente, “lo respeto mucho pero acepto que se parcializa en la amistad, porque que personas que no merecen un buen tratamiento lo consiguen de parte de él, pero no quiero poner ejemplos”.

Del Presidente Fernández dijo que posee una elocuencia excepcional y una metodología especial para explicarle al pueblo los problemas políticos, pero “Pero es un político diletante, soñador, no tiene los pies sobre la tierra”.

A Hipólito Mejía lo consideró como un hombre difícil de comprender, un político práctico que las cuestiones políticas las trata con su sencillez personal, lo cual lo lleva a cometer errores de apreciación sin llegar al extremo de olvidar los problemas del pueblo.

A Juan Bosch lo catalogó como uno de los políticos más serios y honrados de los pies a la cabeza.

Casimiro Castro tampoco fue muy locuaz al definir a Peña Gómez, pero manifestó que tenía condiciones excepcionales, “tuvimos algunos problemas pero yo le toleraba todas sus malacrianzas porque él tenía muchos problemas encima”.

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